En el municipio aparece una relativa diversidad de suelos, como consecuencia de la variedad de materiales geológicos.
Las manchas puras de suelos son difícilmente separables, por lo que se han establecido asociaciones, indicando en primer lugar el término predominante en cada asociación. · Sobre materiales carbonatados: aparecen suelos de muy escaso desarrollo, litosoles con una profundidad entre 1 y 10 cm. e íntimamente ligados a la presencia de afloramientos rocosos. En algunas zonas de pendiente moderada y con una vegetación natural desarrollada o con repoblaciones forestales aparecen regosoles clacáreos, suelos que presentan Co3 Ca libre en todo el perfil, y es frecuente la presencia de horizontes carbonatados formando costras de exudación. · Sobre micaesquistos y cuarcitas:estos materiales debido a que por fisonomía y naturaleza han desarrollados suelos más o menos profundos y pendientes suaves, son los que más han sufrido la acción antrópica a lo largo del tiempo. Como consecuencia, la cubierta de vegetación natural es prácticamente inexistente siendo sustituida, desde muy antiguo, por los cultivos de secano (almendros, vid, …), plantas de raíz muy superficial y baja cobertera. Este tipo de cultivos ha potenciado, de forma extrema, la acción de procesos erosivos, ya críticos de por sí dada la naturaleza del substrato.
En estas unidades aparecen una serie de asociaciones constituidas por cambisoles y regosoles y en menor proporción luvisoles, estos ligados siempre a la presencia de materiales cuarcíticos y lugares de escasa pendiente.
Los cambisoles y regosoles eutricos son suelos abundantes en la zona, predominan uno u otro tipo según sea la localización fisiográfica y del tipo de esquistos.
Los cambisoles, suelos con buen desarrollo, aparecen ocupando los puntos de menor inclinación y zonas de acumulación de materiales (vaguadas, pie de monte). Son suelos con una profundidad entre 40 y 80 cm. presentando un horizonte superficial de alteración (Bw: horizonte cámbico) bien estructurado y con buena capacidad de retención del agua y sustancias nutritivas.
En las zonas más elevadas y de mayor pendiente, aparecen los regosoles y algunos cambisoles muy decapitados, resultado de la fuerte erosión hídrica y eólica a la que están sometidos. Los regosoles son suelos poco evolucionados, con una profundidad entre 10 cm y 60 cm, sin una estructura y ricos en materiales gruesos y fragmentos rocosos. La falta de estructura los hace muy susceptibles a los procesos de erosión.
Los luvisoles son suelos relictos, de épocas de humedad y temperaturas más elevadas. Ocupan depresiones y siempre están relacionados con depósitos postorogénicos ricos en cuarcitas o directamente a los afloramientos cuarcíticos. Son suelos moderadamente profundo, muy raros y con problemas de permeabilidad por su gran riqueza en arcillas. · Sobre materiales post-orogénicos aluviales se desarrollan fluvisoles calcáreos (Jc) en cuya génesis intervienen los materiales erosionados de los relieves próximos. El material subyacente está constituido por gravas más o menos redondeadas poligénicas, pero abundando las constituidas por cuarcitas y calizas.
En general, todos los suelos de la zona son muy erosionables, en especial los desarrollados sobre esquistos, por su impermeabilidad, las fuertes pendientes y la torrencialidad de las precipitaciones.
Son suelos poco evolucionados, edáfica y químicamente, presentando un bajo contenido en N. P. y K. asimilables, por lo que precisan de un abonado para el desarrollo agrícola.
Las texturas predominantes son limoarenosas, pudiendo pasar a areno-limosa en los horizontes superiores y a limosa en el horizonte B, donde éste aparece.
La fracción de arcilla está constituida, en general, por materiales amorfos.
El mineral más frecuente es la ilita, muy alterada en los regosoles calcáreos y acompañándola en cantidad variable la caolinita y a veces cloritas. Es también frecuente la presencia de paragonita y pequeñas cantidades de óxidos de hierro.
La capacidad de cambio de estos suelos es, por lo común, baja, probablemente debido a la abundancia de ilita, que además, puede provocar desequilibrios nutricionales por retención del potasio entre sus láminas.
La condición del PH son ligeramente alcalinas, variando desde un ph de 7,5 en los luvisoles sobre material cuarcítico a un ph de 7,9-8,2 en los regosoles y cambisoles sobre esquistos y hasta un ph de 8,6 en los litosoles y regosoles calcáreos.
La textura, predominantemente arenosa y el clima mediterráneo subtropical, hace que estos suelos sean particularmente indicados para el cultivo de los árboles frutales de tipo tropical. Para el óptimo desarrollo de estas plantaciones es preciso el añadir nutrientes orgánicos e inorgánicos, así como un control de la erosión mediante sistemas apropiados (bancales, setos, cortavientos, arado según las curvas de nivel, etc.).